La cohesión y el liderazgo, son dos conceptos que existen en el fútbol (y en cualquier deporte de equipo) desde siempre y han tomado cada vez mayor relevancia y reconocimiento en el ámbito deportivo de elite. Hoy hablamos sobre la cohesión grupal en el fútbol.
Es básico que en un equipo exista una buena relación entre sus integrantes, ya que esto siempre favorecerá la conquista de los objetivos. Y, además, ofrecerá a cada integrante de la plantilla nuevos recursos para afrontar todo tipo de desafíos que se presenten durante la temporada.
Por otro lado, también es cierto que ha existido en muchos casos una exageración de la importancia de este aspecto. Ya que como hay equipos que sin tener un nivel superlativo han conseguido los objetivos propuestos, muchos otros no encontraban el mejor clima en el vestuario y sin embargo han logrado todo lo propuesto en base a mucho trabajo y talento.
Este último punto demuestra que una buena relación entre los miembros de un equipo facilita, pero no determina, el éxito de ese equipo.
Objetivos individuales frente a objetivos grupales
Ante esta última idea, un punto interesante para destacar podría ser que esto se deba a los objetivos individuales que cada integrante de la plantilla se pone por delante. Es decir que, si un delantero centro se propone marcar 20 goles en una temporada y para eso da todo de si durante los entrenamientos, mientras que cada defensa prioriza la meta de portería a cero cada partido, la ecuación será muy positiva a pesar de no tener una cohesión grupal destacada.
Este es un caso muy especial en el que la cohesión grupal en el fútbol queda de lado. Y, sin embargo, priorizar el reconocimiento individual termina siendo muy efectivo para alcanzar las metas. La falta de unión en el equipo no resulta un impedimento de cara a ese objetivo en común. Que, si bien no es buscado de manera conjunta, la suma de las búsquedas de forma individual termina enderezando el camino del equipo.
La importancia de la cohesión grupal en el fútbol
No obstante puede ocurrir que el talento individual y los objetivos personales de cada integrante del equipo consigan resultados tanto en el corto como en el largo plazo. Esto suele observarse mucho más a máximo nivel, donde tanto los egos como el potencial mental y el nivel técnico son altísimos, lo que proporciona mayores herramientas para marcar la diferencia.
Lo cierto es que, en el fútbol actual, un solo jugador con talento no gana el partido sin tener el trabajo del grupo detrás. E incluso, si ese jugador no se esfuerza al máximo por sus compañeros tampoco conseguirán los resultados.
La mejor manera de que un jugador se ponga al servicio del grupo es hacerlo sentir parte de un todo. Con un ambiente y un clima que se preste a compartir tanto los éxitos como los fracasos. Que se cree un vínculo afectivo fuera del terreno de juego para que dentro de él las virtudes se vean potenciadas.
La función del entrenador
El principal artífice que tiene un grupo para lograr esta cohesión es el entrenador. La máxima responsabilidad de que un equipo ofrezca su mejor versión siempre estará puesta en el líder de ese grupo. Y ese no es otro que su entrenador y su grupo de ayudantes. En muchos equipos no solo es el entrenador quien toma las riendas de estos asuntos, el segundo entrenador (su persona más cercana) suele llevar a cabo este tipo de tareas al considerarse una persona mucho más próxima a los jugadores.
El cuerpo técnico como equipo de trabajo resultan la figura más importante a la hora de optimizar todos los factores que resultarán claves en el posible éxito de un equipo. Y tanto el clima, como la cohesión grupal en el fútbol forman parte de estas claves.
Por este motivo, el entrenador debe crear un ambiente de trabajo óptimo en el que todos quieran implicarse al máximo. Pero no simplemente para destacar en un aspecto personal e individual, sino porque de esa manera ayudará a todos sus compañeros a cumplir ese objetivo en común.
Por último, el trabajo de la cohesión grupal en el fútbol también servirá para mejorar el rendimiento. Ya que un ambiente cálido, junto con objetivos personales que coinciden con los objetivos grupales, un grupo unido y el rendimiento individual son todos factores que parecen suceder por separado, pero en realidad viven retroalimentándose para que todo funcione mejor de manera conjunta.